Tercer taller «Jugando en el cole», de nuevo con la inmejorable ayuda de Fani, exalumna del Colegio Nicanor Piñole y muy fan de los juegos de mesa, que estuvo en todo momento ayudando a los peques con los juegos.
En esta ocasión viajamos hasta la Francia medieval, corrimos en uno de los circuitos de carreras de coches más conocidos del mundo, preparamos una rica sopa japonesa e hicimos peyas en busca de suculentos (y congelados) manjares. Estos son los juegos:
Qué veremos
CARCASSONNE
Un clásico de los juegos de mesa modernos y de los primeros en añadirse en casi cualquier ludoteca. Aunque se publicó en el año 2000, es ahora en estos últimos años que empieza a verse por las estanterías de algunas librerías y jugueterías españolas.
Las reglas son simples: En tu turno, destapas una loseta y la colocas en la mesa. ¿Ya está?. Ahora bien: Tienes 7 meeples (las figuritas de madera) que habrás de ir colocando para poder puntuar. Entre todos los jugadores se irá formando el tablero, repleto de castillos, granjas, caminos y monasterios. Cada uno puntúa de distinta forma y cuando consigues puntuar (cada uno con sus reglas específicas) recuperas los meeples para así poder utilizarlos en próximos turnos.
Un gran juego, de reglas muy sencillas, pero que nos hará trabajar la atención (por lo que están haciendo los demás jugadores y que nos puede afectar en posteriores turnos) así como la visopercepción y la organización espacial. Los niños tienen que pensar en cómo se va desarrollando el mapa y prever lo que están construyendo los demás para intentar quitarles puntos o cerrarles posibilidades.
RAMEN
Otro juego de estreno en el taller. En este caso los niños tendrán que preparar la sopa típica japonesa llamada Ramen.
En este juego los niños reciben una mano de 9 cartas y las irán jugando de una en una para comprar uno de los ingredientes que se encuentran en la mesa. La dificultad se añade en cuanto que hay un orden de preferencia de ingredientes. Por turnos, cada uno elige una carta y la coloca bocabajo delante suyo. Entonces, todos le darán la vuelta a su carta al mismo tiempo y se mira quién tiene la carta con mayor valor. Este escogerá primero el ingrediente para hacerse su Ramen. Como dije antes, hay un orden de preferencia, por lo que un niño pudo haber bajado una carta con un valor numérico muy alto, pero escogerá primero otro que colocó un valor bajo, solo que de un ingrediente más solicitado por los comensales.
Al ser una mecánica poco conocida les costó un poco aprender a jugar, pero como cualquier juego, les metes dentro de una temática y enseguida entienden todo. Así, les expliqué que cada uno tiene que ocuparse de un restaurante japonés y dedicarse a hacer sopas. Hay disponibles 5 ingredientes distintos y los comensales pueden preferir unos a otros (pues unas veces gusta más la verdura y otras los fideos) y que a veces durante la jornada pueden cambiar de gustos (y por tanto las cartas de preferencia cambian de sitio por acciones que ellos mismos harán). Cada Ramen tiene que tener mínimo 3 ingredientes o no les pagarán la cuenta y pueden añadir salsa de soja para hacerlos más elaborados o completar algún ramen que haya quedado con solo 2 ingredientes.
Pues así van jugando hasta que acaban todas sus cartas y tienen que puntuar. ¿Y cómo se puntúa?. Multiplicando. El ramen de más ingredientes por la cantidad total de Ramen completos que hayan logrado cocinar. Y si consiguieron propinas, suman esos puntos. Pero si les quedó algún Ramen a medio hacer…toca restar.
Así que ya tenemos otro juego para practicar operaciones aritméticas simples de una forma algo encubierta. O sea, pasándoselo pipa.
Para los que sientan más curiosidad por el juego, tenéis una reseña completa del juego aquí.
MONZA
Pues sí. Porque a veces solo apetece tirar dados y hacer una carrera de coches. Un juego que a los más pequeños les ayuda a discriminar entre colores y a comenzar con el razonamiento lógico (solo se puede avanzar a la casilla que coincida con el color de un dado). Ya que las carreras gustan mucho, para el próximo tengo pensado una muy especial.
Si queréis saber más de Monza pinchad aquí para leer la reseña que hicimos en su momento.
ESCUELA DE PINGÜINOS
¿Cómo no va a gustar un juego en el que encarnamos a unos pingüinos traviesos que quieren escapar de su clase para ir en busca de pescado fresco mientras evitan al vigilante?. Aún hoy en día me cruzo por la calle de vez en cuando con el pobre vigilante que corría detrás nuestro en el C.P. Jacinto Benavente. No creo que él se acuerde de nosotros pero al pobre le mantuvimos en forma durante unos cuantos años.
No me desvío: un jugador hace las veces de vigilante (empieza en la cocina) y los otros 3 escapan de la aburrida clase siguiendo el aroma del pescado. ¿Y cómo se mueven?. Pues flickeando…que es el término que usamos para decir «dándole con el dedo como a las chapas».
Así, si un pingüino atraviesa una puerta, coge la ficha de pescado de su color que hay sobre ella. Si consigue 3 fichas, entonces coge una carta de un mazo y la guarda sin enseñarla. Se juegan tantas rondas como jugadores (así van cambiando de vigilante) y al finalizar la partida, quien más pescado se haya llevado será el ganador.
Un juego de habilidad en el que pronto se dan cuenta que no es solo lanzar hacia adelante a los pingüinos, sino que si se hace bien (y practicando mucho) pueden hacerlos girar, atravesar varias puertas seguidas e incluso…hacerles saltar por encima de las paredes.