Del 9 al 13 de Mayo fuimos unos días a Madrid. La parte lúdica la ofrecemos aquí, porque hicimos un montón de cosas (vimos el Rey León, fuimos de museos, tiendas, pateada por aquí y por allá…). Pero eso queda fuera de este blog. Aquí toca hablar de juegos.
Fuimos con la pretensión de hacer turismo y solo turismo. Y para ello, y por primera vez, no nos llevamos ningún juego. Bueno, yo me llevé uno para jugar en el avión, pero a la ida y gracias a la Biodramina, me quedé frito y como el viaje dura un suspiro ni me acordé de sacarlo. ¿Cuál era?. Luego aparece, que a la vuelta sí que jugué jaja.
Pero tampoco iba a ser todo patear, visitar museos o mirar tiendas. Habría alguna parada táctica para descansar. Y si uno ha de parar, algún juego habrá de sacar…

Así que en una breve parada en Cuarto de Juegos nos hicimos con un Patchwork Doodle y Caravana al Oeste. Michael fue muy majo y atento con nosotros a pesar de que íbamos un poco tímidos a la visita a su coqueta y bien surtida tienda. Aún me arrepiento de haber dejado allí un Bote Salvavidas snif…
Y esa misma tarde estrenamos Patchword Doodle de Maldito Games: Ahora hasta para 6 jugadores, reconvertido en un roll & write, donde cambiamos las fichas de cartón de tetris por cartas que colocaremos formando un círculo y tirando un dado moveremos un peón hasta la carta cuya figura todos deberemos dibujar en nuestro cuadernillo.
Podemos activar 3 «poderes» especiales más la repetición de uno de ellos que nos ayudarán a encajar mejor nuestros patrones. Se juegan 3 rondas que puntuaremos al finalizar cada una y como en el juego normal, al final descontaremos 1 punto por cada casilla sin ocupar. Y el que más tenga, ganará la partida, aunque haya sido otro quien colorease de forma más bonita su colcha…
También pasamos por Zacatrus y tuvo que ser el pingüino quien me recordara que ya estuvimos allí hace dos años y fue donde nos compramos el Katamino (después de jugar un buen rato a la versión gigante que aún tienen a la entrada). Estaban a tope con un torneo de Catan así que paramos poco. Y contentos con un dado de rol de regalo.

Por la noche quedamos con nuestras amigas jugonas Arantza y Jara para ponernos al día (físicamente, porque virtualmente chateamos prácticamente todas las semanas) y qué mejor que quedar para jugar…cenar y volver a jugar. Y así de paso conocíamos una cafetería lúdica de la que se habla mucho que no es otra más que Epic Board Game Cafe

Mientras esperábamos a las chicas, jugamos unas partidas a Cubulus.
Una especie de 4 en raya tridimensional, solo que aquí el primero que consiga hacer un cuadrado gana la partida. En tu turno introduces una bola de tu color, pudiendo desplazar las bolas de los contrarios (imprescindible para evitar que te hagan un cuadrado primero) pero nunca podrás hacer que empujando salgan fuera del cubo. Como otra opción en caso de no querer meter una bola, puedes empujar una linea completa y la que salga fuera del cubo se introduce de nuevo pero por el principio de la linea.
Muy divertido y provoca el pique suficiente para jugar otra y otra y otra.
Una vez reunidos todos, jugamos una partida a Ciudad Machi Koro de Devir, juego del que escuché muchas cosas, tanto positivas como negativas, pero que a mí me encantó. Con ganas de jugar otra partida, pues esta cuando ya estábamos para finalizar (con una clara vencedora aunque cierta jovencita jugadora no se quedaba muy atrás) tuvimos que dejarlo porque tocaba…
Después de la cena rescatamos un clásico editado hace tiempo por Devir y que debería tener la oportunidad de reimprimirse de nuevo: De mudanzas.
Un juego loquísimo en el que deberemos llenar camiones de mudanza con la carga exacta porque si no perderemos dinero. Y la partida acaba cuando uno de los jugadores se quede sin un duro, ganando quien más dinero tenga en ese momento. Pero de no perderlo, porque ganar, se gana muy poco jeje.
Al día siguiente, y con el ansia típica que nos entra a los jugones de «He regalado un juego que no tengo pero que parece que mola mogollón y ahora LO QUIERO» nos fuimos directos al Fnac a ver si tenían un Railroad Ink (eso era lo que estaba dentro de la bolsa de Zacatrus), que estrenamos en una cafetería-mirador que hay en El Corte Inglés.

Un Roll & Write donde deberemos crear líneas ferroviarias y carreteras utilizando los segmentos que nos toquen en las tiradas de dados. Un juego de pintar lineas ferroviarias y carreteras, con lo que nos molan los trenes…ya tenía que gustarnos de primeras.
Y ya a la vuelta y gracias a la pastilla de biodramina, pude echarme una partidita a Palm Island, un juego de gestión de recursos que se juega…en la palma de la mano.
