Despertamos en la sala de hibernación (porque me niego a llamarla hibernatorio). Lo primero que vemos quien creo que es mi compañero y yo es el cadáver de otro tripulante. Ambos nos miramos. Vamos con el mismo tipo de uniforme pero no nos acabamos de reconocer. Sabemos que estamos en una nave, rumbo a La Tierra, pero la memoria nos falla.Sin embargo una cosa estaba clara: Alguien ha matado a uno de los nuestros. Sin tiempo que perder, nos ponemos a deambular por la nave intentando reconocer sus estancias.Nos dividimos. Un aviso en mi panel me dicta una misión que no debo compartir con el otro tripulante.
Al comienzo de Nemesis tienes dos objetivos, uno corporativa y otro personal. En el momento que aparezca el primer alien (me niego también a llamarles intrusos) los jugadores tienen que elegir con qué objetivo quedarse y descartar el otro. Yo ya tenía clarísimo con cuál me iba a quedar en el mismo momento que leía las primeras líneas:

Así que lo tenía claro. Iba a tirar por lo más fácil. Buscar el sistema de control de las escotillas para desbloquear una cápsula de escape. Luego ir al generador para iniciar la secuencia de autodestrucción de la nave y finalmente dar con una sección de evacuación para así poder acceder a una cápsula de escape y largarme de allí.
Pero claro, el pingüino tenía su propia agenda, la cual yo ignoraba por completo. Mientras yo recorría una parte de la nave buscando las estancias antes mencionadas, él se fue directo a la consola del puesto de mando para ver hacia donde se dirigía la nave. Eso me hacía pensar que su objetivo era ir a la Tierra o a Marte, pero que tendría que comprobar que nadie hubiese cambiado el rumbo y nos estuviésemos dirigiendo al espacio profundo o a algún planeta deshabitado.

Una vez allí, me informó que la nave no se dirigía hacia la Tierra, por lo que iba a cambiar las coordenadas para fijar el destino hacia nuestro querido planeta azul. Pero, ¿podía creerle?. Esa risa tonta que se le escapaba me hizo sospechar. Quizás su misión en Nemesis era ir a Marte, pero me quería engañar. O realmente cambió el destino hacia la Tierra pero quería que yo sospechara y perdiese el poco tiempo de que disponíamos para comprobarlo.
De todas formas, como mi objetivo era escaparme de la nave en una cápsula de escape, que enviaría una señal para que otra nave me localizase y recogiese, relamente me daba igual el destino, pero no podía hacerle sospechar.
Yo seguía con mi plan: Pasé por el centro de mando, que permite abrir o cerrar puertas de otros compartimentos, muy útil pues así podría dejar atrapado al pingüino con un alien y quizás podría acabar con él si después de activar la autodestrucción él logra pararla. Luego por la armería, donde me paré a rebuscar y encontré un dron de reconocimiento, pero no daba con las estancias que necesitaba.

Mientras, el pingüino se iba hacia los motores para comprobar si estos funcionaban o no. Cada vez tenía más claro que su objetivo era ir a un planeta y para eso necesitaba que cuando acabase el tiempo de preparación al salto de la nave (15 rondas de juego, vamos) esta funcionase correctamente.
Por sus pasos jamás sospecharía que su verdadero objetivo era acabar conmigo, como yo quería acabar con él. Y es que esto es lo mejor de Nemesis: Los jugadores tenemos que cooperar un poco para poder acabar con los bicharracos que nos van saliendo, apagando fuegos, arreglando estancias, pero al final va a ganar quien consiga cumplir su objetivo secreto. Que puede que ganen varios jugadores, pero tú no querrás que eso suceda.

Y entonces ocurrió: Encontré un nido lleno de huevos de alien. Estaba claro ya que la nave había cambiado de rumbo y nos habíamos despertado antes de tiempo por culpa de una incursión alienígena. Para mala suerte, la mía, que me encontré en el nido de frente con su reina. 12 fichas en la bolsa de los aliens y me tiene que salir la reina en la fase de eventos, que me pilló estando allí. Encima me cogió por sorpresa, por lo que me hizo una herida grave, lesionándome el brazo derecho. Ya no podría cargar con dos armas, a no ser que me curase. Pero en ese momento lo único que me invadió fue la furia.
Saco mi arma de energía y me dispongo a atacar a ese gigantesco bicho. Y fallo. Mierda…si ataco de nuevo y no la mato (y no iba a ser capaz de ello) me va a dar ella bien luego. Así que me huyo, con la suerte de que no llega a tocarme.
En la otra punta de la nave, el pingüino se abría paso a través de larvas y adultos, que entre que llevaba al soldado y su suerte con los dados, avanzaba sin despeinarse. Aunque un poco más adelante su suerte cambió y se pringó de una mucosidad verde que le hizo infectarse.

Aquello cada vez se ponía más peligroso. Sin embargo el pingüino no hacía más que sonreir. ¿Debía de estar cerca de cumplir su objetivo?. No lo se, pero la cara le cambió completamente cuando activé la autodestrucción, dejando solamente 6 rondas para el final de la partida. Pero la suerte volvió a jugarme una mala pasada: Una de las larvas (venga, vamos a decirlo, un facehugger) se me pegó al cuerpo. Tendría que buscar un quirófano antes de mi huida para poder quitármela de encima. Si el tiempo ya corría en mi contra, ahora me apretaba aún más.

Al final pasé de dirigirme al quirófano y arriesgarme con la larva. No es que no me quedara tiempo en el juego para poder hacerlo, pero llevábamos casi 3 horas jugando y nos alcanzó algo todavía peor que la destrucción total de la nave: La hora de cenar.
Teniendo en cuenta que paramos bastantes veces a mirar detalles de las reglas que no teníamos aún claras y que cada vez que descubríamos un compartimento, leíamos su descripción con calma para saber bién qué acción podríamos hacer en cada uno, no llegamos a jugar tanto como hubiésemos querido. Pero para ser la primera partida juntos nos quedó un grandísimo sabor de boca.
El que al día siguiente el pingüino viniese recordando momentos del juego, hablando de cuando me salió la reina, cuando se quitó de encima a uno de los aliens, cómo intentó tomarme el pelo cuando llegó a las salas de los motores…eso no lo hace cualquier juego. ¿A 2 jugadores queda flojo?. Pues supongo que con 4-5 jugadores tiene que ser la bomba, pero ahora mismo cuesta mucho sentarse con amigos a jugar, entre la falta de tiempo y la época en la que estamos, donde toda precaución es poca, habrá que esperar al momento idóneo. Pero hay muchas ganas de jugar con más personas. De momento, otra partida con el pingüino va a caer porque ya me la está pidiendo.
Aunque de primeras pueda parecer que Nemesis es un juego con muchas reglas o que abrume algo por el despliegue, luego te das cuenta que tiene unas mecánicas muy sencillas y fáciles de recordar, solamente que hay muchos detalles a tener en cuenta que hasta que no lleves unas partidas se te puedan despistar algunos. Pero menudo señor juegazo.