Una semana más nos pasamos con unos juegos para cambiar la rutina y refugiarnos del malísimo tiempo que estamos teniendo más allá del muro.
Poco a poco vamos encontrando una dinámica tanto los peques como yo, pues al entrar en clase cada uno ya se fue a una mesa y se sentaron a la espera de que me acercase a explicar los juegos.
Bueno, en el caso de los juegos nuevos, porque con los que ya había traído las otras dos veces se sentaron algunos y ya se pusieron a jugar solos y hasta que no les surgió alguna duda no supe nada de ellos.
¡Vamos a ver qué hicimos!
Nada más que añadir a este juego en el que un malvado Mago esconde la llave que libera a la princesa de su prisión y el príncipe tiene que encontrarla primero para poder rescatarla.
Mucho pique y muchos nervios cuando los que controlan al príncipe no llegan a dar con la llave y están en un extremo del tablero y de repente se dan cuenta que el mago está yendo hacia otro lado.
CARRERA DE TORTUGAS
Madre mía. ¿Cómo es que llevo 2 años con este juego sin abrirlo? Y encima siendo de Knizia. Pues porque lo compré cuando el pingüino aún era pequeño y luego se me quedó al fondo de algún cajón, olvidado.
5 tortugas divisan al final de un camino de piedras unas jugosas lechugas. Y echan a «correr» a ver quién llega primero para comérselas todas.
Cada niño recibe una ficha con una tortuga de un color que no debe enseñar a nadie. Esa será su tortuga y tendrá que hacer lo necesario para que llegue la primera a la meta.
Se reparten 3 cartas y en cada turno se juega 1 carta y se vuelve a coger otra, para tener siempre en mano 3.
¿Y las cartas de qué son?. Pues de movimiento: te puede tocar mover una tortuga de un color específico 1 ó 2 casillas hacia adelante o retroceder 1 casilla. O que salga una multicolor que te deja mover cualquier tortuga. Lo curioso es que puede que de esas 3 cartas no te salga ninguna que permita que muevas la tortuga de tu color, así que tendrán que pensar qué otra tortuga mover sin darle mucha ventaja a otros jugadores.
Ahora bien, si una tortuga cae en la misma casilla que otra, se sube encima (¡y así pueden estar las 5!) y siempre que se mueva una tortuga que esté debajo, llevará «a cuestas» a todas las que tenga encima. Esto es ideal si solo tienes una carta de tu color, porque te subes encima de otra y dejas que te lleve hasta que te interese.
Un juego con mucha estrategia y que enseguida caló entre los niños, que no querían más que repetir y repetir. Así que para el siguiente taller se viene de nuevo.
VIRUS
Era la primera vez que lo sacaba, pero no me hizo falta ni explicarlo pues ya había 2 niños que lo tenían en casa y se ocuparon ellos de enseñar a sus compis.
El primero que logre formar un cuerpo compuesto por 4 órganos sanos (cerebro, pulmones, corazón y huesos) gana la partida. Pero mientras intenta conseguirlo, los demás irán lanzándole virus para fastidiarle o incluso para destruirle algunos órganos.
Un juego rápido y con mucho «fastidio» que les encanta porque saca su lado más oscuro y maligno.
Para quien no lo conozca, lo reseñamos hace tiempo aquí
STONE AGE JUNIOR
Otro que no necesita presentación:
Un juego de gestión de recursos y memoria donde nos moveremos por distintas localizaciones consiguiendo materiales para construir 3 chozas de un poblado prehistórico antes que nadie.
MONSTER KIT
Sigo flipando: ¡Si os subo a esta clase para que no os paséis el tiempo del comedor pintando o leyendo!. Pero claro, ¿quién se puede resistir a coger 5 cartas aleatorias, dibujar un monstruo siguiendo sus indicaciones, ponerle nombre y averiguar la fuerza que tiene?
MONZA
Menudas carreras. Creo que ni en casa lo jugamos nunca a 5. Muchos piques y mucha concentración para averiguar cómo optimizar las tiradas de dados para poder avanzar lo máximo posible con cada bólido. Porque al final, solo puede ganar 1.
SUPER RHINO
Super Rhino vigila todas las noches que en el barrio no se produzcan altercados. Pero para poder hacer bien su trabajo tiene que subirse a lo más alto del edificio.
Los jugadores tienen cartas con distintos tipos de suelo y tienen que deshacerse de ellas para ganar la partida. Pero hay que ponérselo difícil a los demás obligándoles a poner unas paredes muy complicadas, pues así puede que tiren el edificio abajo y son eliminados.
Un juego de destreza y una pizquita de mala leche que gusta tanto a pequeños como a mayores.
Y espera que les lleve un día el Super Rhino 2…¡lo van a flipar!