Qué veremos
PRESENTACIÓN
COMPONENTES
Esta edición es guapísima por sus componentes de madera, como siempre, donde nos encontramos 4 grupos de frutas: manzanas rojas, manzanas verdes, peras (en amarillo) y ciruelas (azul). Todas de gran tamaño, que las hace muy manejables y muy vistosas una vez colocadas en el tablero de juego.
Una cesta de cartón donde iremos colocando las frutas que vayamos recolectando y el dado con los 4 colores de las frutas, además del icono de la cesta y otro del cuervo, cuya función explicaremos más abajo.
Por último, tenemos la ficha (también de madera) del cuervo, 5 losetas que forman el caminito al frutal y 4 fichas de gran tamaño con árboles donde colocaremos las frutas (cada árbol lleva un objeto asociado al color de la fruta que tenemos que colocar en él, como ayuda para que los más peques preparen ellos mismos el juego)
PREPARACIÓN DE LA PARTIDA
Colocamos las frutas sobre su árbol correspondiente, la cesta a un lado, hacemos el camino y colocamos al cuervo delante de la primera casilla del caminito.
¡Y EMPEZAMOS A JUGAR!


FIN DEL JUEGO
OPINIÓN DEL PINGÜINO
Con este juego empezó todo: escribo esta opinión 4 años más tarde. Recuerdo que nos costaba que el pingüino se quedara 5-10 min sentadín jugando. Pero poco a poco fuimos aprendiendo a jugar con él. Y él a respetar que no sera un juego únicamente para jugar solo. El de pescar peces lo cogía a veces solo por la caña y ponerse a coger los animalitos.
Aquí ya jugabamos juntos. No siempre le tocaba a él tirar el dado y cuando lo hacíamos los demás, por mucho que quisiera, no era él quien tenía que coger la fruta y meterla en la cesta.
Había que esperar. Había que aprender a disfrutar en su turno pero también a ver jugar a los demás. Parece una tontería y cuando hoy en día nos dice alguien cosas como «vaya cómo aguanta un juego largo» o «se concentra en el juego, ¿eh?» siempre digo lo mismo: nos costó mucho tiempo y esfuerzo. No es cosa de un día, ni una semana: casi un año estuvimos «peleando» para que poco a poco dejara de coger rabietas si perdía y hoy en día juega siempre para ganar, pero reconoce las derrotas y felicita siempre al ganador. Porque entiende que tiene todo el derecho del mundo a disfrutar del éxito como si le hubiese tocado a él.
Por eso no puedo decir más que cosas buenas sobre este juego: fomenta el respeto a las normas, aprende a reconocer formas y colores. Incluso les ayuda a ampliar el vocabulario, ya sea jugando con las reglas o dejándoles jugar libremente con las piezas, que al ser de gran tamaño no tendremos miedo de que se hagan daño con ellas.