Aunque nunca lo juegues, solamente por leerlo y viendo esta magnífica portada, ¿quién no querría comprarse este libro?.
Iniciación a los juegos de rol: edad recomendada, desde los 3 años hasta pasados los 100 (siempre que haya ganas).
Y yo no soy nada rolero, de hecho me costó preparar la partida pues nunca había jugado al rol, ni de crío. Era más de juegos de mesa o cartas tipo Magic, pero cuando quedaban algunos amigos de clase para jugar lo intenté varias veces pero no era capaz de «meterme».
Pero quería hacer algo con el pingüino y leí sobre el «Pequeños detectives de monstruos». Miré varias reseñas y cada vez me apetecía más probar. Además la temática me venía fenomenal pues estábamos en un momento en que empezaba a cogerle miedo a la oscuridad, así que pensé que sería una buena forma de intentar tomarlo como algo divertido y que viera que no había nada que temer.
En la web oficial podréis ver algunos extractos de las páginas del libro, maravillosamente ilustrado y donde te explican, paso a paso, cómo organizar una partida de rol. Para novatos además. Desde la historia de los juegos de rol, la ambientación necesaria, toda la preparación de la partida te la muestran de una manera muy sencilla y con ejemplos.
Cada partida es única y de hecho se puede hacer de diferentes formas, como juego de rol en mesa o en vivo.
Nosotros elegimos juego en vivo, pues al ser la primera partida y encima con niños pequeños que aún no saben leer, sentarles en una mesa durante 1 hora iba a ser más tortura que entretenimiento para ellos. Tampoco seguimos las instrucciones del libro al pie de la letra, sino que cogimos ideas, las mezclamos con otras que vimos por internet y nos inventamos las nuestras propias y a ver qué nos salía.
Aunque el libro de «Pequeños detectives de monstruos» viene con pegatinas y otro tipo de materiales para preparar las partidas, recomendamos que se impriman las medallas y las pistas en papel de pegatina y así no importará tanto que se vayan estropeando porque siempre tendremos reemplazos para imprimir. Con los contratos pasa lo mismo, desde su web se pueden imprimir tantos como se quiera.
Nosotros lo preparamos de una manera un poco especial.
Redactamos una carta para cada detective novato que iba a participar en el juego. En el sobre iba la carta con la descripción del trabajo, el carné de detective y su contrato. Y así al llegar a casa, todos los niños iban a encontrarse en el buzón, junto con los folletos del supermercado y las facturas del banco, un sobre a su nombre, con el membrete de la Agencia de Detectives de Monstruos.
Durante los días que faltaban para el inicio de la partida, sus papás les podían leer la carta (puse algunas palabras en mayúsculas para fomentar que los propios niños intentasen leer algunas), pensar en su nombre clave y así iban esperando el día con ilusión.
Esta es la carta que el cartero, aunque llueva o nieve, haga calor o sea de noche, a pesar de la tormenta y el fortísimo viento que hizo aquél día, dejó en sus buzones.
Y llegó el día. Una vez en casa les explico un poco el juego. Aunque al principio tenía pensado utilizar los dados, viendo el nerviosismo que llevaban (llevábamos) todos, decidí pasar de ellos. De los dados… Era nuestra primera experiencia y no quería que el ritmo decayera por pararnos a tirar los dados y dejaran de prestar atención a la aventura.
Les expliqué que en el salón tenían el almacén de objetos. Los artículos que se encuentran en la parte derecha de la mesa son gratis y sirven para prepararse. Y a medida que vayan encontrando pistas por la casa, van a ir ganando puntos estrella y cuando tengan suficientes podrán venir al almacén y comprar más accesorios, dependiendo de su coste. Y algunos objetos eran muy necesarios para la partida, como las linternas, pues preparé una habitación completamente a oscuras y era la única forma de poder entrar a investigar.
Entre los artículos del almacén, teníamos:
– El libro de los monstruos (edición de bolsillo): 1 punto. Esencial para los detectives, pues dentro del libro vienen las descripciones de cada monstruo, con sus puntos fuertes y debilidades. Al no saber leer aún, preparé un libro con solamente 6 de los monstruos y mediante imágenes que saqué de internet, podían darse cuenta de qué cosas les gustaban a los monstruos y qué cosas odiaban, para ir descartando hasta dar con el monstruito en cuestión que se escondía por la casa.
– Un tarro de cristal: es la prisión donde meteremos al monstruo cuando le encontremos. Sin este tarro podremos atrapar al monstruo pero si no le hechizamos con alguna canción mágica para introducirlo dentro, se nos podría volver a escapar.
– Una bolsa de caramelos: si nos agotamos o el monstruo pasa al lado nuestro y nos hace daño, es la única forma de recuperar puntos de vida.
– Linterna de cabeza y linterna de dinamo: ambas para entrar en zonas oscuras. La de dinamo es más barata de comprar pero…cansa más.
– Detector de movimiento: muy útil para dejarlo a nuestras espaldas en alguna habitación y así estar tranquilos por si el monstruo nos quiere pillar por sorpresa.
También podéis ver en la foto un destornillador sónico, que usaba el detective veterano (un servidor) para poder localizar la presencia del monstruo y guiar a los detectives novatos si en algún momento no sabían muy bien por dónde tirar. Ese no estaba a la venta ni por todas los puntos estrella del mundo. Privilegios del detective veterano.
Los intrépidos detectives de monstruos de la primera edición. Todos equipados y portando su carné de detective, si no, no les dejaba entrar en casa. Alguno se quedó sin poder participar, pero es que la casa no me estiraba más. Este curso prepararé la Caza del Monstruo 2.0
Algunas escondites por donde se movía el monstruito (ayudado un poquitito por mamá pingüino)
Aunque tengo algunas fotos y unos fragmentos de video (mirar el video en el canal de YouTube del Pingüino), la verdad es que nos metimos tanto en el papel que nos olvidamos de grabar más. Pero eso sí, disfrutamos a tope.
Una vez equipados, salimos del salón y cuál fue la sorpresa de los detectives al ver un montón de ropa tirada por el suelo que provenía del primer cuarto de baño.
Ahí se supone que tenía que venir la primera tirada de dados, para decidir la acción a tomar pero todo se fue al traste cuando una mini horda de detectives echaron a correr al baño a investigar. Menos mal que no había un monstruo real porque si no el que escapaba despavorido ante tal avalancha era él.
Entraron en el baño y había más ropa tirada. Además, el grifo goteaba. Todo era emoción. Entonces uno de los detectives vio un pos-it pegado en la puerta de uno de los armarios y lo leimos: «COCINA».
¡Era nuestra primera pista!.
Empezaban a echar a volar hacia la cocina cuando pude pararles a todos:
«¡Esperad!. Habéis encontrado la primera pista y la habéis leído muy bien, os voy a dar un punto estrella a cada uno y así ya vais teniendo para comprar más cosas en el almacén».
(Ellos ya se habían olvidado del almacén y de los demás artículos. La única cosa que les pasaba por la cabeza era atrapar al monstruo arrasando con todo a su paso).
Con una parada por el almacén para comprar el libro de los monstruos, pasamos a la cocina y nos encontramos la mesa llena de gominolas, chocolatinas y más chucherías. Pero ahora ya estábamos un poco mejor equipados.
Abrieron el «Libro de los monstruos» (edición de bolsillo) y miraron a ver a qué monstruo le gustaba tirar la ropa por el suelo, abrir los grifos y dejar toda la mesa de la cocina llena de chucherías:
«¡Esperad! dijo uno de los detectives novatos, no puede ser este monstruo porque si le gustaran las chuches se las habría comido todas. Así que debe ser este otro, que aquí pone que las odia».
Poco a poco iban cogiendo los conceptos del juego y en qué cosas tenían que fijarse. Aún quedaba por encontrar la pista de la cocina cuando DE REPENTE se escucharon unos pasos venir desde el salón y nos escondimos todos…TODOS…debajo de la mesa de la cocina.
Los pasos sonaban cada vez más fuerte…¡era un monstruo!. Pero no estábamos equipados aún con el tarro atrapa monstruos así que esperamos allí agazapados a que pasara de largo…cuando de repente, a través del cristal translúcido de la cocina vimos una sombra de media altura pasar…y pararse frente a la cocina. EN SILENCIO ABSOLUTO del pavor que nos inundó a todos, esperamos sin respirar hasta que el monstruo comenzó a moverse de nuevo y escuchamos los fuertes pasos alejarse en la otra dirección.
(El monstruo en cuestión era mamá pingüino, esperando en el pasillo a que le diera la señal para empezar a pisar con fuerza en dirección al a cocina y con la bata puesta del revés para que a través de la puerta se viera una sombra extraña y no la reconocieran).
Pasado el susto (a alguno le costó salir de debajo de la mesa por el miedo y a otro por el tamaño…) seguimos buscando por la cocina mientras nos zampábamos las chuches de la mesa hasta que encontramos otro post-it en el lateral de la nevera:
«BAÑERA»
La siguiente pista nos conducía al segundo cuarto de baño, el de la bañera: ¿por qué?, ¿qué nos encontraríamos allí?. Entregué otro punto estrella a cada uno y nos dirigimos al baño.
Entramos y parecía que no pasaba nada, estaba todo en su sitio: ¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!! gritó Óscar. Era el único que se dio cuenta, claro. Todos los juguetes que tenía en la repisa de la bañera y en una bolsa que colgaba de la pared habían desaparecido.
Durante toda la semana había ido notando que le iban faltando algunos juguetes, pero ahora la evidencia estaba clara: ¡se los había cogido el monstruo que pululaba por la casa!.
Encontramos la pista que ponía «ORDENADOR» y nos dirigimos todos a la habitación «donde papá tiene todos sus trastos desordenados» explicó Óscar.
Pero nadie estaba preparado para lo que nos esperaba allí:
«¡Ahí!¡Al fondo, donde la ventana!»
El post-it se veía muy bien, no estaba escondido como en otras habitaciones, pero llegar a él iba a resultar algo difícil.
Alguien había puesto trampas en esta habitación: Una serie de cables cruzados y conectados a un cartucho de dinamita. Los detectives tenían 2 minutos para cruzar y volver con la nota antes de que la dinamita hiciese explosión, pero si tocaban los cables, el tiempo se iría acortando e igual ya no les daba tiempo a regresar al pasillo.
En ese momento entendieron por qué los anteriores detectives de monstruos jamás regresaron de esa casa.
Una vez conseguida la nota (la cuenta atrás llegó a su final pero la dinamita debió haberse mojado y no hizo explosión – ¡qué suerte tuvieron!) fuimos corriendo a la habitación de «PAPÁ Y MAMÁ».
Allí había una montaña de ropa apilada sobre la cama…y hacía frío, mucho frío: ¡la ventana estaba abierta de par en par!. Fuimos a cerrarla cuando de repente…¡escuchamos cómo venía alguien!. Corrimos al otro lado de la cama y nos tiramos todos al suelo, TODOS en montonín y esperamos callados…
«¡Hola!, ¿qué hacéis todos ahí tirados en el suelo?»
¿Eh?. Era la voz de mamá pingüino. Venía con un montón de ropa sucia y la estaba dejando sobre el montón de la cama. Entonces era ella la que estaba dejando toda la ropa por ahí tirada…¡teníamos una pista falsa!, pero al menos logramos descubrirla.
Al salir la mamá, los detectives se percataron de un post-it pegado en el armario junto a la puerta, que les dirigía hacia la habitación de Óscar, pero al llegar y querer encender la luz se dieron cuenta que estaba totalmente a oscuras (la dejé con las persianas bajadas, quitadas las bombillas de la lamparita de mesa y la principal de la habitación) así que les recomendé que se gastaran los puntos estrella que les quedaban en alguna linterna para adentrarse sin miedo en esa habitación.
En la habitación tenía programado un despertador para que sonase unos minutos después de ir al salón a por las linternas (ahí estaba mami corriendo de un lado a otro sincronizada según mis instrucciones), pero el despertador no sonó a tiempo estando nosotros dentro, sin embargo, mientras los detectives buscaban la pista de esa habitación con el corazón a mil por hora, una tablilla de madera que teníamos puesta de pie junto a un extremo de la cama…se desplazó y cayó golpeando el suelo. Hasta el detective veterano se asustó. Salimos de allí pitando y tuvimos que entrar de nuevo unos minutos más tarde para poder encontrar la pista, que nos mandaba….¿al salón?
Habíamos entrado tantas veces al salón para acceder al almacén de objetos que no se nos ocurrió pensar que el monstruo pudiese estar escondido allí. Buscamos y descubrimos que debajo de la mesita del salón se encontraban todos los juguetes desparecidos de Óscar: ¡Un misterio resuelto!.
Pero si allí estaban los juguetes, lo más lógico es que el monstruito tuviera su escondrijo cerca…
Miramos por todo el salón hasta que descubrimos que estaba detrás de la mismísima puerta del salón:
Intenté que cantásemos la canción atrapamonstruos pero fue imposible: Se lanzaron contra el pobre monstruo gritando y chillando y yo creo que se metió él solo en el tarro de cristal solo por ponerse a salvo de los cazadores de monstruos.
Menos mal que vivimos en un primero, debajo no tenemos a nadie y los de arriba estaban de vacaciones, aunque debió temblar el edificio entero de los gritos, saltos y la alegría por haber capturado al monstruo.
Una vez calmados todos, les entregué una medalla a cada uno para que se la pusieran sobre la ropa o pegada a su contrato, para que se la llevaran de recuerdo.
No habían pasado 2 minutos y ya estaban reclamando la caza de otro monstruo, pero al detective veterano ya se le notaba agotado, no debía de tener fuerzas ni para parpadear. Además, ya habían capturado al monstruo y no parecía que hubiese otro rondando por la casa…¿o sí?.
Foto de grupo tras finalizar la misión: esta vez sobrevivieron todos los detectives.
A continuación varios extractos del Libro de los Monstruos (Edición de viaje)
Y aquí partes del libro oficial de los Monstruos, que adapté como expliqué antes para que pudiesen seguir pistas con las imágenes, pues aún no saben leer. En definitiva, una grandísima experiencia, acompañados por unos niños excepcionalmente buenos y que se metieron mucho en el papel de detectives de monstruos. Se de buena tinta que están esperando que les llegue pronto otra carta con más misterios…y me da en la nariz que ahora que entramos en pleno Otoño, con esos días fríos y lluviosos que no apetece más que estar en casa…esa carta llegará.
Diferentes momentos del juego que grabamos en video.
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