1 tablero, 16 fantasmas (8 para cada jugador), de 5 minutos hasta el infinito si se tercia y ya tenemos un buen juego para empezar a familiarizar a los más peques con los juegos de estrategia.

La premisa del juego es sencilla. Se controla, por turnos, el movimiento de uno de tus fantasmas. Se mueven de 1 en 1 casilla y siempre de forma ortogonal (arriba, abajo, abajo y desplazarse a los lados). No se permite el movimiento diagonal. Cuando un fantasma llegue a ocupar la casilla de un fantasma contrario, se captura y se elimina del tablero. Atrapar un fantasma contrario conlleva un riesgo, como veremos ahora.
Este es un ejemplo de la disposición inicial. Para ganar, tienes que cumplir una de estas 3 reglas:
– Capturar 4 fantasmas buenos (los azules) del oponente
– Intentar que el otro jugador te capture tus 4 fantasmas malos (los rojos), pues al igual que te va a pasar a ti, nunca sabrás si el que se acerca a la salida es uno bueno o uno malo…y aquí es donde a veces se hacen eternas las partidas, cuando mi pingüino se queda pensando durante minutos y minutos «¿lo comeré?¿será de los malos?¿se escapará uno de los buenos si no hago nada?»…
– Y por último, se puede ganar la partida intentando que uno de tus fantasmas buenos escape por una de las salidas del lado contrario del tablero.